Y NO PODER LLORAR
Mis palabras, opacas
como piedras pulidas,
callan frente a tu boca
que pregunta, pregunta.
Porque no quiero estar
cerca ni lejos; porque,
hable o calle, nos pierde
la incomprensión. Hundidos
en la afonía, bancos
quebrados, me abandono
frente a tu magisterio
que pregunta, pregunta.
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