PORCHE
Dos manos que se buscan
de sillón a sillón
han tomado otras cosas
--ropa, cubiertos, lápices--
a lo largo del día
y ahora, cuando suena
una música tenue
en la noche, se rinden
y van del vaso de
cerveza a la otra, cómplice,
ida y vuelta, cansadas
pero a gusto. Dos manos
que se encuentran de nuevo.
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