miércoles, 12 de septiembre de 2018

LA ROSA DEL POEMA


Con la enumeración 
de las cosas que yacen 
sobre la mesa, frías 
como el foquito insano 
que las sostiene, poco 
daría en el poema 
al lector. Mucho menos 
con decir que mis pobres 
ojos están tundidos 
por el cansancio, ajenos 
a toda dulcedumbre. 
Porque quizás el tema 
que tengan que captar 
sea el de la distancia 
que separa a la aguja 
del reloj, de mi muerte. 
Distancia que la rosa 
del poema conoce. 

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