sábado, 8 de diciembre de 2018

GOTA A GOTA


Contemplo cada tarde 
los autos cuando pasan. 
Es el paisaje nuestro, 
ingobernable, indigno. 

Eso, y los libros. Miles 
de páginas pasando, 
pero más lentamente:
y se elevan, y se hunden. 

Tiempos distintos: una 
fugacidad ajena, 
temible, y otra dócil, 
natural. Moriré, 

me uniré a un mar de orillas 
invisibles y roncas. 

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