HÍPER REALISMO
A fuerza de mirar
las cosas que yacían
aquí y allá en mi casa,
imaginé su doble
perfecto: una poltrona
sin nada alrededor,
y la mirada, absurda,
recordando. Qué propio
de la vida lo ajado,
lo sucio, lo renuente
al orden. La poltrona
me tenía, y apenas
había luz radiante,
reverberando en ecos
inhumanos, de un hule
blanco, puro, inasible.
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