lunes, 28 de enero de 2019

UN SOLO SIGNO ME DARÁ DE COMER


En la historia del alma 
suceden pocas cosas: 
la muerte del amor 
y una suerte indistinta. 

¡Qué jóvenes parecen 
los que se aman! Después 
las piezas no coinciden, 
espejo exasperado. 

Yo miro los disturbios 
del alma como a un nido 
volteado por las piedras 
de una gomera vil. 

Yo sé que nada más 
que entre opuestos me mezo: 
odio y amor, meollos
de una pronunciación.

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